Más de 11 000 agentes participan en este impresionante dispositivo, calificado por las fuerzas del orden como el mayor despliegue de la historia de Londres, destinado a asegurar que el evento de la coronación transcurra sin incidentes.
Carlos III ha sido coronado como rey del Reino Unido en una solemne ceremonia celebrada este sábado en la Abadía de Westminster, en el corazón de la capital británica.
En el momento más importante de este acto protocolario, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, colocó sobre la cabeza de Carlos III la suntuosa corona de San Eduardo, del siglo XVII.
Tras colocarle la corona, el arzobispo gritó a la congregación “Dios salve al Rey”, tras lo cual se escucharon trompetas.
Sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, Carlos III fue coronado tras recibir las distintas insignias reales, que simbolizan las responsabilidades como el jefe de Estado británico hasta el día de su muerte.
Los reyes de España, don Felipe y doña Letizia, asistieron a la Abadía de Westminster para la coronación. Doña Letizia, con un vestido rosa intenso y sombrero, y don Felipe, en uniforme de capitán general de los Ejércitos, salieron en torno a las 8.45 GMT, de la residencia del embajador español en el Reino Unido.
El monarca ha salido a saludar a la multitud desde el balcón del Palacio de Buckingham junto a la reina Camila y sus familias, pero sin su hijo menor Enrique, apartado de las funciones oficiales de la realeza.
Tampoco ha aparecido en el balcón el príncipe Andrés, hermano de Carlos III, a quien también se apartó de la familia real por sus escándalos sexuales relacionados con el empresario Jeffrey Epstein.
Sobre las cabezas de los presentes sobrevolaron aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas británicas, aunque la exhibición aérea debió ser recortada por las malas condiciones climatológicas.
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