La nueva embajadora de España en Nicaragua, Pilar Terrén, presentó el miércoles sus credenciales ante el gobierno de Daniel Ortega.
Con esto, ambas naciones ponen fin a un año de tensiones tras una ola de arrestos a opositores criticada por la diplomacia española.
Tras las elecciones de noviembre, Madrid se sumó a otros países europeos, Estados Unidos y América Latina, que reaccionaron tras los comicios, cuyos resultados calificó de “una burla” a los nicaragüenses y a la comunidad internacional.
El canciller nicaragüense, Denis Moncada, fue quien dio la bienvenida a Terrén en una ceremonia en la que conversó con ella sobre el interés del gobierno de Ortega de “fortalecer las relaciones diplomáticas de intercambio, inversión, solidaridad y respeto”.
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El fortalecimiento de relaciones diplomáticas debe efectuarse “atendiendo los principios de no injerencia en los asuntos internos de nuestros países”, sugirió el canciller Moncada.
En tanto, la diplomática, que sustituye a su antecesora María del Mar Fernández-Palacios, destacó que Nicaragua puede seguir contando con el compromiso de su país “para poder progresar en la línea de la cooperación” y de las “relaciones de amistad” entre ambas naciones.
“España siempre ha tenido un compromiso solidario, firme y significativo con el pueblo de Nicaragua; lo que se ha podido evidenciar en numerosos proyectos de cooperación que España ha venido desarrollando a lo largo de todos estos años””, comentó íntegramente Terrén.
La vicepresidenta, Rosario Murillo, saludó la llegada de la diplomática en los medios oficialistas y le deseó éxito en su misión en Nicaragua.
En marzo de este año Nicaragua retiró a su embajador, Carlos Midence, alegando “presiones y amenazas injerencistas” del gobierno español, y aún no ha anunciado si nombrarán a un nuevo representante diplomático en el país europeo.
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