Tanques, aviones y un ‘centro de espionaje’: la Nicaragua rusa que inquieta a EEUU.
Las campanas del Kremlin repican en Managua. El acercamiento entre Ortega y Putin inquieta a EEUU. Lo que en un principio parecía una colaboración civil ha tornado en militar.
Nicaragua fue uno de los principales escenarios de la Guerra Fría durante los años 80. El gubernamental ejército sandinista, que contaba con ayuda económica y logística de la Unión Soviética, se enfrentó a la Contrarrevolución apoyada por los Estados Unidos de Ronald Reagan. Fue una guerra sin cuartel que dejó miles de muertos.
Managua se alejó de Moscú tras la derrota del presidente sandinista Daniel Ortega en las elecciones de 1990. Fue un “divorcio” temporal. La cercana colaboración entre los dos países volvió a florecer en 2007 con el retorno del líder revolucionario al poder. Lo que en un principio parecía una colaboración civil, ha tornado en militar, incomodando a Washington. No es para menos. Moscú se ha colado en el patio trasero de EEUU y no parece tener la intención de abandonarlo pronto.
Vladimir Putin ha llegado, de hecho, a convertirse en el primer presidente ruso que pisa suelo centroamericano. Viajó a Nicaragua en julio de 2014. “Su visita es un rayo de luz”, dijo Ortega, a pesar de que el líder eslavo solo permaneció unas horas en el país. No le faltaban razones al presidente nicaragüense para alabar a Putin: el gigante euroasiático se había convertido en uno de los mayores benefactores del pequeño país centroamericano durante los años anteriores.
Trigo, taxis y autobuses rusos
Desde 2007 a 2014, Rusia asignó fondos para apoyar a Nicaragua con ayuda presupuestaria y equipos para el sistema nacional de desastres. Donó 200.000 toneladas de trigo, 550 taxis marca Lada Kalina y 520 autobuses para renovar las destartaladas reliquias, dedicadas hace décadas al transporte escolar estadounidense, que servían como base del transporte urbano en el país. Moscú también apoyó con dinero a las pymes y al sistema de ayuda humanitaria nicaragüense.
Las donaciones de taxis y autobuses fueron foco de polémica: “El Gobierno de Ortega terminó vendiendo todos estos productos, haciendo un gran negocio familiar, encubierto en supuestas figuras legales”, explica a El Confidencial Hugo Torres, general sandinista retirado y excompañero de armas del presidente nicaragüense. Hace años que pasó a formar parte de la oposición por su rechazo a las políticas de Ortega.
Los autobuses fueron vendidos a los transportistas a más de 30.000 euros la unidad. Los taxis, a más de 8.000 euros por vehículo y a través de la Caja Rural Nacional (Caruna), una entidad privada controlada por la familia presidencial –Rosario Murillo, esposa de Ortega, es vicepresidente-, según señala el diario nacional La Prensa.
El momento de máxima colaboración civil entre Nicaragua y Rusia fue escenificado en octubre de 2016, cuando Managua inauguró la primera instalación en Centroamérica capaz de producir vacunas. Fondos rusos financiaron su construcción. El nombre del edificio, Mechnikov, delata su origen.
El valor total de las donaciones y las ayudas rusas, según el Banco Central de Nicaragua, ascendió a más de 140 millones de euros entre 2007 y 2016. La cooperación fue intensa hasta 2015. En los últimos dos años, sin embargo, Rusia solo ha desbloqueado donaciones por un valor inferior al millón y medio de euros.
Tanques y aviones para un país empobrecido
La visita de Putin a Nicaragua supuso un cambio de rumbo. Se acababa la cooperación civil y empezaba la militar. La noticia sorprendía a toda la región en abril de 2016: Rusia había iniciado el envío de 50 tanques T-72 al pequeño país centroamericano. Su valor aproximado es de unos 70 millones de euros, equivalentes al presupuesto anual de Nicaragua en Defensa.
El segundo país más pobre de América -después de Haití- renovaba su armamento a un precio que aparentemente no puede afrontar, pero sin que supusiese, ‘a priori’, un agujero para las cuentas estatales. “Este es uno de los ejes, es la cooperación, sin que esto signifique deuda pública. De tal manera que todo esto que miran ustedes ha sido en el proceso de gestión sin condiciones de ninguna naturaleza en la cooperación”, expuso en declaraciones a la prensa el general Julio César Avilés, jefe del Ejército de Nicaragua, sugiriendo que los tanques eran donados.
El Centro de Análisis del Comercio Mundial de Armas filtraba días después que Managua también había encargado cuatro lanchas patrulleras 14310 Mirazh y dos lanchas coheteras 1241.8 Molnia, además de un suministro indeterminado de aviones Yak-130.
La inversión total, según calculan los medios nicaragüenses, sería superior a los 190 millones de euros. El exgeneral Torres no cree que el armamento suministrado por Moscú vaya a salirle gratis al Estado, a pesar de las palabras de Avilés: “Yo pienso que, a fin de cuentas, se constituirá en deuda del Estado nicaragüense hacia Rusia”, señala.
Posibles maniobras militares alertan a EEUU
Las adquisiciones de Nicaragua han puesto en alerta a Washington: “Los rusos están llevando adelante una actitud inquietante, como lo es proveer de tanques de combate a Nicaragua, lo que impacta en la estabilidad de la región”, dijo el pasado abril el almirante Kurt Tidd, jefe militar del comando sur de EEUU, ante la comisión de Servicios Armados del Senado norteamericano.
La temperatura política subió varios grados esos días. Managua y Moscú anunciaron su intención de realizar ejercicios tácticos conjuntos en suelo nicaragüense con tropas aerotransportadas. Washington ya había puesto sus ojos en la colaboración entre los dos países meses antes: “Rusia es por elección el aliado en temas de seguridad de Nicaragua. Compartimos las preocupaciones del Congreso en torno a las actividades de Rusia alrededor del mundo. Mantenemos un monitoreo cercano a la presencia rusa en Nicaragua”, había dicho en septiembre de 2016 Juan González, un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano en la administración Obama.
Mencionó la cuestión rusa en medio de un debate sobre la ‘Nica Act’, un compendio de sanciones que Washington podría aprobar contra Managua por la supuesta corrupción y el retroceso democrático del país bajo el mando de Ortega. Su presidencia es considerada “inconstitucional” por la oposición, cuyos principales candidatos denuncian haber sido apartados de la carrera electoral del pasado noviembre, en las que se impuso el líder revolucionario con el 72,1% de los votos.
“Es razonable pensar que el nuevo equipo del presidente Donald Trump, con su orientación más conservadora hacia regímenes socialistas y comunistas, podría responder de una forma más fuerte que la Administración Obama”, considera Evan Ellis, del Colegio de Guerra del Ejército de los EEUU. Fue expulsado de Nicaragua en junio de 2016, junto a otros dos diplomáticos estadounidenses. Investigaba el canal transoceánico que Managua quiere construir con los fondos reunidos por un magnate chino. El Gobierno nicaragüense señaló su que no tenía autorización para tal fin para justificar su expulsión.
¿Para qué quiere Nicaragua esas armas?
La gran pregunta que inquiera a EEUU es clara: ¿Para qué necesita Nicaragua tanto armamento? El país no parece tener grandes enemigos o contar con una amenaza seria de conflicto. La adquisición de lanchas patrulleras sí tiene sentido, según los especialistas. El Tribunal Internacional de Justicia concedió en 2009 a Nicaragua unos 90.000 kilómetros cuadrados en el mar Caribe, en detrimento de Colombia. El país buscaría ampliar su poder de patrullaje en la zona.
La compra de los tanques a Rusia es vista con muchas más dudas. Nicaragua se alinea con el rival geopolítico de su principal socio comercial. El 40% de las exportaciones nicaragüenses tiene como destino EEUU. La quinta parte de sus turistas provienen del país norteño. También la mitad de sus remesas. “De cara a Estados Unidos, en el marco de la nueva relación entre Rusia y Nicaragua, estos medios de combate podrían constituirse en un elemento disuasivo contra Honduras, aliado de aquel, si las tensiones entre Moscú y Washington llegasen a ser críticas en algún momento”, sopesa el general en retiro Torres, como posible razón del rearme.
La otra pregunta clave es: ¿Para qué quiere Rusia armar a Nicaragua? Ahí los expertos coinciden. Es cuestión de geopolítica, señala la mayoría. Moscú pone un pie en Centroamérica, demostrando a Washington que puede tener influencia en sus vecinos como la que EEUU muestra en países como Ucrania.
¿Un centro de espionaje cerca de la Embajada?
No solo las armas preocupan en las altas esferas norteamericanas. Rusia ha erigido en Managua un centro de control de satélites de su sistema de posicionamiento global conocido como Glonass -el GPS o Galileo ruso- , levantando las suspicacias de EEUU. El edificio es oficialmente de uso civil pero, según expertos consultados por el diario estadounidense ‘The Washington Post’, podría funcionar también como un centro de espionaje.
Su inauguración fue foco de controversia. La instalación, bautizada como ‘Chaika’, nombre en clave de Valentina Tereshkova, primera mujer que viajó al espacio, está situada a unos pocos cientos de metros de la embajada de EEUU, en el borde del cráter donde se ubica la laguna. La sede diplomática norteamericana es visible desde el edificio, levantando las suspicacias.
Otro edificio, oficialmente un centro de capacitación antidroga, erigido con capital ruso en la mejor zona de Managua, es también observado con lupa. Moscú ha negado la mayor. Un portavoz del ministerio ruso de Exteriores ruso situó las acusaciones espionaje a través del centro de control de Nejapa en el ámbito de la “ficción no científica”.
La base nicaragüense es solo uno de los ocho centros de control de Glonass que hay repartidos por todo el mundo. Cuatro de ellos están en Brasil. Tres han sido construidos en la Antártida y uno en Sudáfrica, según el subdirector de la agencia espacial rusa, Serguéi Savéliev. Managua también ha desmentido el supuesto doble uso de la estación de Nejapa. “No es para espiar a nadie”, señaló el pasado mayo mayo Orlando Castillo, director de Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor).
No han logrado convencer a Washington: “Estados Unidos y los países de la región deben estar preocupados. Nicaragua ofrece una cabeza de playa para que Rusia amplíe sus capacidades de inteligencia”, dijo el ex alto funcionario norteamericano Juan González en unas declaraciones registradas por ‘The Washington Post’.
Colaboración diplomática
La colaboración estratégica entre Moscú y Managua se ha hecho ver también en el ámbito diplomático. Nicaragua es el único país, junto a Venezuela y Nauru, un pequeño estado del Pacífico, que reconocen la independencia de Osetia del Sur y Abjasia de Georgia. “Ese respaldo mostró a muchos en Moscú el valor que Nicaragua y los aliados de Rusia en la región podrían tener estratégicamente para el país”, señala el analista norteamericano Ellis.
El Cáucaso está a más de 12.000 kilómetros de Nicaragua, pero Costa Rica no. Y lo cierto es que el rearme militar nicaragüense ha creado consternación en el país vecino. “Cualquier recurso que se gaste, especialmente en armas, en momentos en los que estas no son necesarias, constituye, más que una preocupación o una amenaza, un sentimiento de tristeza”, señaló Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica, un Estado que renunció a su Ejército hace siete décadas.
“Mucho me temo que la adquisición de los tanques pueda llegar a servir de pretexto para que las fuerzas armadas de cada país centroamericano reclamen a sus gobiernos mayores presupuestos para adquirir nuevos armamentos, comenzando así una peligrosa escalada armamentística”, lamenta el general en retiro Torres. Centroamérica sigue siendo un escenario geopolítico de gran importancia casi tres décadas después de la desaparición del bloque soviético.
Fuente: elconfidencial.com
Somos Nicaraguenses y vivimos en Nicaragua, porque tenemos que preocuparnos de que el imperio del mal US este en panico porque tenemos amigos en Russia,Iran, China, Siria, Venezuela….somos esclavos o somos libres>