Y eso es todo lo que se puede ver de la estación terrestre del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass, acrónimo en ruso), la versión rusa del GPS estadounidense y el Galileo europeo, inaugurada el 6 de abril en la laguna de Nejapa en Managua, Nicaragua.
Su creación fue acordada el 26 de enero del año pasado por los gobiernos de Daniel Ortega y Vladimir Putin, y está a cargo de la Agencia Federal Espacial de Rusia, también conocida como Roscosmos.
Las partes decidieron llamarla Chaika, en honor a la señal de identificación de la primera mujer que viajó al espacio (1963), la hoy política Valentina Tereshkova.
Pero arriba, en la comunidad, sólo saben que los hombres que entran y salen de la instalación “hablan ruso” y cargan “aparatos”.
Al pasar frente al edificio del nuevo consulado de Moscú en Managua, por ejemplo, es probable que alguien diga que lo están construyendo “puros rusos”, aunque las características físicas de los obreros que trabajan en la fachada no coincidan con las que uno le atribuye a los eslavos.
Es que cuando de los proyectos conjuntos de Rusia en Nicaragua se trata, y debido al hermetismo de ambos gobiernos, la especulación y las teorías conspirativas están servidas.
Así, no son pocos los que se cuestionan la verdadera función de la estación satelital.
Hasta hay quien asegura que es para espiar, algo que, por su parte, el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) niega. Rusia, por su parte, no ha hecho ningún comentario al respecto.
“Se ha dicho que tiene fines civiles, pero el alto grado de secretismo de las actividades llevadas a cabo allí hace sospechar”, le dice Roberto Cajina, consultor civil en seguridad, defensa y gobernabilidad en Nicaragua, a BBC Mundo.
“No hay información sobre el costo de las instalaciones ni de la especialización del personal. El proyecto es producto del contrato de la agencia espacial rusa y Telcor, envuelto en secretos”, añade el analista.
Cajina es también miembro de la Junta Directiva la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL), una organización fundamentalmente virtual que reúne a cerca de 300 académicos y expertos en el tema de América Latina, el Caribe, Estados Unidos, Canadá y países de Europa occidental.
Estados Unidos ya ha mostrado su preocupación ante esta presencia militar.
“Rusia mantiene una actitud inquietante en Nicaragua y podrían afectar a la estabilidad de la región”, expresó el jefe del Comando Sur de ese país, el almirante Kurt Tidd, ante el Comité de Servicios Armados del Senado de EE.UU. en abril.
“Amenaza incipiente”
De hecho, los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que, desde Nicaragua, Moscú tendría la intención de extender su influencia a otras naciones centroamericanas.
“El Salvador y Guatemala son los dos otros países en los que ya estaría cultivando (la relación)”, opina el doctor Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad del Ejército y la Guerra de Estados Unidos.
Eso, para Juan González, un colombiano que trabajó en el Departamento de Estado de EE.UU. durante la administración del presidente Barack Obama, supone una “amenaza incipiente”.
“Si Rusia ya se entrometió en las elecciones presidenciales de Estados Unidos -algo que se está investigando, pero por lo que ya tuvo que renunciar el fiscal general Jeff Sessions-, también lo puede hacer en la región”, le dice a BBC Mundo.
Pero lo que más le preocupa a este experto, quien ahora es el vicepresidente asociado de Cohen Group, un firma con sede en Washington, es la capacidad que tendría Rusia para recopilar información.
Fuente: BBC Mundo
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