El Obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez, expresó este jueves que “Nicaragua vive momentos difíciles” y se “desangra” debido a la “migración y la pandemia del COVID19”, que ha cobrado la vida de muchos ciudadanos.
“Nicaragua vive momentos bien difíciles en los que a veces pareciera que una densa oscuridad como en la noche se viene sobre nosotros”, dijo el religioso, recordando que las familias se están desintegrando porque deciden abandonar el país y viajar de manera ilegal a otros horizontes, principalmente a Estados Unidos.
El jerarca mencionó que Nicaragua resiente esas pérdidas porque “muchos mueren en el camino” y los que sobreviven “ya no regresan”. Agregó que “duele en el alma” observar que en varias familias ya no está el papá, la mamá o los hijos.
“Ya no tendremos aquí en nuestras comunidades, nuestra casas, nuestros valles, nuestros campos y nuestras ciudades a toda esa gente buena, trabajadora, evangelizadora, misionera, luchadora y emprendedora. Ya no las tendremos, nos desangramos, por la migración”, lamentó el obispo.
El jerarca católico contó que en varias parroquias se denota que muchos jóvenes han emigrado. “Me decían los padres antes de la eucaristía: nuestro grupos juveniles han desaparecidos, en la parroquia ya no hay pastoral juvenil, la mitad de mis cuadros pastorales se fueron”, comentó.
Otro sacerdote dijo a monseñor Álvarez que en su parroquia contaba con al menos 300 jóvenes para las “confirmas” y solo “quedaron 150, el resto se fue”.
Por otra parte, el dirigente católico se mostró alarmado por el aumento de contagios y fallecimientos por COVID19. “Nicaragua se desangra por la pandemia, las tenemos presente, oramos por ellos, cuanta gente fallecida por esta terrible pandemia”, dijo monseñor Álvarez.
“Me decía un sacerdote ya anciano: en mis 80 años nunca había vivido una epidemia, un virus tan espantoso como este, y hay gente de 100 años que podrían decirnos lo mismo”, concluyó el Obispo de Matagalpa.
El prelado brindó estas palabras en una misa que celebró en Sucucayán, Nueva Segovia, en la festividad de San Jerónimo.
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