El último Índice Democrático realizado por The Economist demuestra la caída de la confianza popular en el gobierno, los representantes electos y los partidos políticos afectando a sistemas que se pensaban consolidados como el estadounidense.
El Indice Democrático (2016 fue el noveno año consecutivo en que se realizó este estudio) está basado en el análisis de cinco indicadores básicos: procesos electorales y pluralismo; libertades civiles; funcionamiento del gobierno; participación política y cultura política.
De acuerdo a estos indicadores, cada país (se descartan a los micro-estados) es incluido en cuatro categorías o tipos de regímenes políticos: Democracias plenas, democracias defectuosas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios.
Según el análisis realizado solo Uruguay (8,17 puntos de valoración general) puede considerarse como una democracia plena entre Latinoamérica y El Caribe. En esta región se identifican 15 democracias defectuosas, siete regímenes híbridos y un autoritarismo.
Si solo se analiza esta región, la clasificación global incluye, después de Uruguay en el grupo de democracias defectuosas a Costa Rica (7,88 puntos de valoración general), Chile (7,78), Jamaica (7,39), Panamá (7,13), Trinidad y Tobago (7,10), Argentina (6,96), Brasil (6,90), Colombia (6,67), República Dominicana (6,67), Perú (6,65), El Salvador (6,64) o México (6,47)
Entre los estados en donde se identifican regímenes híbridos con algunas características de democracias defectuosas y otras de autoritarismo están Honduras (5,92), Ecuador (5,81), Bolivia (5,63), Nicaragua (4,81), Venezuela (4,68) y Haití (4,02). Cuba con una calificación global de 3,46 puntos sigue manteniéndose en el índice Democrático como un estado autoritario.
Fuente: Diario Las Américas
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