A una semana de las elecciones intermedias en México, consideradas las más grandes de la historia del país, la tensión aumenta con acusaciones entre candidatos, partidos y autoridades, una elevada violencia electoral y la persistente intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para la politóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Martha Singer, el actual proceso electoral «ha estado marcado desde mucho antes de que se designaran a los candidatos, por la confrontación entre la oposición y el Gobierno Federal» en unos comicios donde se renovarán la Cámara de Diputados, 15 de los 32 gobernadores, 30 congresos locales y 1.900 ayuntamientos.
Singer consideró que el fondo de la actual confrontación que ha llegado hasta las elecciones «es la trivialidad» y hasta ahora se ha visto «a una oposición muy desesperada y con falta de coherencia».
«Lo que tenemos como resultado es ese tono descalificador que va en aumento de un lado y del otro, los ánimos están muy caldeados» en algunos sectores de la sociedad.
Aunque hasta ahora el proceso electoral mexicano se ha llenado de acusaciones, la participación del presidente y la violencia político-electoral han marcado esta etapa aunque, según la autoridad electoral, «no se pondrá en riesgo» la instalación de las 166.000 mesas electorales el 6 de junio.
El presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, aceptó que para el organismo la violencia «es un tema preocupante pero no está impidiendo la organización de la elección».
No obstante, la titular de la Secretaría de Gobernación (Interior) de México, Olga Sánchez Cordero, aceptó el pasado jueves que el mayor del proceso electoral es la violencia del crimen organizado.
«El mayor riesgo de gobernabilidad y del proceso electoral que hemos detectado es, lamentablemente, la actividad de grupos del crimen organizado», dijo la funcionaria en una reunión virtual con gobernadores y funcionarios federales.
En la reunión, Sánchez Cordero informó que, de acuerdo con datos del INE, «no llegan a 200 las casillas (0,12 % ) que están en riesgo de no ser instaladas», del total de 166.000 que se instalarán en todo el territorio nacional.
Con al menos 89 políticos asesinados, 35 de los cuales eran aspirantes o candidatos, según la consultora Etellekt, la campaña mexicana está marcada por la violencia.
PROCESO VIOLENTO
Para el dirigente nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, el actual proceso ha sido «la contienda política más violenta» de que se tenga registro porque el Gobierno federal «claudicó ante los delincuentes, pero persigue a los opositores»
El senador Ricardo Monreal, del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), partido del presidente López Obrador, advirtió que en los próximos días se profundizará la guerra sucia en las campañas electorales, se difundirán «encuestas cuchareadas (alteradas) y el ambiente político se polarizará aún más», pero esa disputa política «es normal».
A decir de Singer, las personas «están realmente muy alejadas de este proceso electoral» y aunque eso tiene que ver un poco con la pandemia debido a las condiciones sanitarias como el distanciamiento social «las campañas electorales están muy ausentes son campañas y se dan más nivel de medios de comunicación».
Recordó que tras el triunfo de López Obrador en 2018, la oposición, integrada por los Partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), «ha tenido tiempo organizar su estrategia, estructura y planear para saber ejercer esa función y hasta ahora lo hecho de una manera superficial».
Es una elección ‘sui generis’, según el experto en procesos políticos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Víctor Manuel Alarcón.
El 13 de mayo fue asesinado Abel Murrieta, candidato de Movimiento Ciudadano, a la alcaldía de Cajeme, Sonora. (Cuartoscuro).
Recordó que aunque en 2020 se vivió una situación particular con comicios en los estados de Coahuila e Hidalgo «ahora resulta por demás especial».
Agregó a Efe que más allá de la integración que hicieron los tres principales partidos no existe una idea de hacia dónde se esté proyectando la oposición, esto para enfrentar de manera más eficaz al partido en el gobierno en 2024 o si existe una competencia que pueda suceder a López Obrador».
Justamente la participación del presidente en la contienda, un día si y el otro también, fue considerada por el académico como «un factor de riesgo que (López Obrador) tomé demasiado protagonismo con sus decisiones».
Al final, dijo Alarcón, «todo este ambiente lo ha captado la población, en mayor o menor medida, y se reflejará el 6 de junio, cuando el electorado finalmente se va a manifestar».
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