Infobae – En las dictaduras electoralistas se vota pero no se elige y este es el caso de Bolivia que el 7 de marzo -en elecciones de alcaldes y gobernadores- repetirá el fraude con el mismo padrón electoral que el pasado 18 de octubre sirvió para el colosal fraude que se encubre hasta ahora.
En Bolivia se repite lo de Venezuela y Nicaragua donde se ha institucionalizado el “fraude sistémico” y se comete “fraude fáctico”. El padrón electoral de Bolivia está probadamente adulterado con el número de inscritos falsificados para favorecer al oficialismo.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
FOTO: ABC.
Las elecciones deben ser “libres y justas” y realizarse con vigencia del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales, el estado de derecho, la división e independencia de los poderes públicos y la libre organización política, elementos esenciales de la democracia que no existen en Bolivia. Por el contrario, el régimen manipula jueces y fiscales para dar impunidad a sus miembros, perseguir, inhabilitar y mantener en el exilio a los opositores reales, mientras hace campaña con los bienes del estado, induciendo votación con extorsiones y haciendo votar a fantasmas.
El fraude sistémico, es el fraude institucionalizado en el sistema. La “intervención ilícita en el proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales para de favorecer a algún candidato o partido”, se encuentra en la constitución del estado plurinacional en Bolivia, que es el resultado de crímenes y falsificaciones. Enuncia el “sufragio universal” pero lo elimina al consagrar la “desigualdad de los ciudadanos”, la “discriminación” y la “confrontación”.
La estructura del fraude está en las leyes de la dictadura de Evo Morales, el control absoluto de instituciones con el padrón electoral falsificado, inexistencia de igualdad jurídica, autoridades electorales parcializadas con el régimen, ninguna garantía de transparencia y activa coacción dictatorial.
Tuit de Evo Morales.
El “fraude electoral fáctico” consiste en “los hechos con los que se realiza la intervención ilícita en el proceso electoral”. Son las “técnicas de fraude”, como la suplantación y la coacción al elector, compra de votos, adulteración de actas, impedir la votación con simulaciones, duplicar identidades, hacer votar a muertos, llenado de urnas, caída de los sistemas de computo, ventajas ilegales en gastos y publicidad, manipulación de sistemas, falsificación de firmas o suplantación de voto, manipulación de información y encuestas, intervención del gobierno, persecución de opositores, ocultamiento de evidencias de fraude, denegación de denuncias y mas.
El padrón electoral de Bolivia está inflado en las áreas controladas por el régimen, principalmente rurales con federaciones de cocaleros productoras de coca-cocaína, sindicatos y asentamientos deliberados. El trópico de Cochabamba, los departamentos de Pando, Beni, el este y norte de Santa Cruz, el altiplano de La Paz, Oruro, Potosí y zonas de los valles Chuquisaca, Tarija. Por esto el régimen presentará triunfos fraudulentos casi en todas las gobernaciones y alcaldías rurales, pero perderá en las alcaldías principales La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y donde el control del número de habitantes y de la participación ciudadana es notorio.
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