“En Nicaragua los pobres tienen sed de agua, paz, verdad y justicia”, según monseñor Rolando José Álvarez Lagos, por tanto, el país necesita una renovación, transformación y cambio, dijo.
El Obispo de la Diócesis de Matagalpa indicó que los lideres sociales, políticos y económicos de Nicaragua deben escuchar el clamor de los pobres, afligidos y llagados.
“Y aquellos que andan de prisa, y a la carrera, escuchen el clamor del pueblo, de los más pobres, de los campesinos, de los humillados, de los olvidados, de los marginados, de los discriminados, de los de la periferia”.
De esa manera el religioso fustigó a la oposición nicaragüense que aún no logra la ansiada unidad, de la cual saldría el candidato único a la presidencia que enfrente a Daniel Ortega en las elecciones de noviembre 2021.
El obispo los invita a reflexionar
Monseñor Álvarez los invitó a que reconozcan que “no es con con bonitas palabras, ni con discursos agitados que se gana el corazón de un pueblo como el nicaragüense que es sabio, que sabe escuchar, que sabe hacer silencio, que observa y está atento para saber quien es realmente el que es capaz de tocar las llagas de los más pobres y heridos”.
Video: Cuenta oficial de Facebook de la Diócesis de Matagalpa.
Agregó que los pobres están desnudo y necesitan vestidos pero también dignidad humana y compasión por los pecadores. “Los pobres no tienen hogar, y necesitan un refugio hecho de ladrillos, pero también un corazón alegre compasivo y lleno de amor”, manifestó el obispo.
Están enfermos y necesitan atención médica, añadió el prelado – en su homilía de domingo 14 de febrero 2021, en la Iglesia Catedral San Pedro de Matagalpa -, pero dijo que también necesitan una mano caritativa y una sonrisa acogedora.
Feligreses en la Iglesia Catedral San Pedro de Matagalpa.
Foto: Diócesis Media.
Los excluidos, los que son rechazados, aquellos que no son amados, los presos, los alcohólicos, los moribundos, los que están solos y abandonados los marginados, los intocables y los leprosos, los que viven en la duda y la confusión, concluyó monseñor Álvarez.
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