Este lunes se cumplen dos años del ataque de paramilitares orteguistas contra manifestantes cívicos en Managua.
Las paredes de la parroquia Divina Misericordia aún guardan las pruebas del fuerte armamento utilizado por los grupos progobierno bajo el amparo de la policia y el ejército.
La noche del 13 de julio de 2018 todo el pueblo de Nicaragua pasó en vela, atentos a lo que sucedida en Villa Fontana.
Radio Corporación transmitía ininterrumpidamente aquellos estruendosos sonidos de las balas que causaban destrozos en la parroquia.
Este ataque dejó a dos universitarios fallecidos y decenas de heridos. Dos sacerdotes acompañaron estos duros momentos que vivieron los jóvenes.
La Iglesia Catolica inició gestiones al más alto nivel con el gobierno para impedir una nueva masacre. Por la mañana del 14 de julio, con la luz del amanecer fue evidente el dolor y el llanto de quienes vieron morir a los jóvenes.
Luego de que el gobierno aceptara detener el ataque, los jóvenes atrincherados en la parroquia salieron del templo en ambulancias de la Cruz Roja y buses facilitados por la curia Arzobispal.
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