La heroica lucha de la juventud

CIDH

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: Las últimas dos dictaduras han sido desafiadas por muchos héroes, hombres y mujeres en lucha que han entregado su vida y que se les recuerda con amor. Un día llegará en que se le haga honor a su memoria. Quedan muchos que están llegando a la tercera edad, pero que con su ejemplo han inspirado a la juventud de hoy. Recuerdo que en los años sesenta un grupo de unos treinta estudiantes, entre ellos la poeta Michele Najlis y el hoy ingeniero Dionisio Marenco, planeó una acción temeraria, ya que los enfrentaría con la temible Guardia de la dictadura somocista. Por aquellos días se inauguraba la décima primera liga de beisbol profesional en el antiguo Estadio Nacional que llevaba el nombre del dictador, estadio Somoza. Los estudiantes prepararon una manta lo suficientemente grande como para que toda la gente pudiera verla. Ellos entraron al estadio por diferentes sitios.

Unos por las graderías de la izquierda, otros por la derecha y disimuladamente fueron acercándose al centro del campo deportivo. Fue entonces cuando desenrollaron la manta de unos treinta metros de largo que todo el público pudo leer y que decía en grandes letras: ¡No más Somoza! y firmada a los lados por los Centros Universitarios. La más visible portando la manta era Michele Najlis. Caminaron varios metros sosteniendo la manta y el público al darse cuenta prorrumpió en sonoros aplausos y en gritos de alegría y de apoyo a los estudiantes, mientras los esbirros de Somoza apresuradamente bajaban al terreno para capturar a los muchachos. Estos se dispersaron rápidamente y algunos pudieron saltar sobre la valla hacia las graderías, otros no pudieron, entre ellos Nicho Marenco, quien fue golpeado y apresado junto a otros compañeros. Inmediatamente el dictador ordenó que cerraran las salidas del estadio para que los estudiantes no pudieran escapar. Esto provocó la desesperación del público y en aquel tumulto por querer salir del estadio murieron doce personas y hubo muchos heridos. Hoy, después de cincuenta años, los estudiantes continúan luchando contra otra dictadura peor que aquella y mantienen en alto el arrojo y la valentía que ha sido característica de la juventud universitaria.

El ejemplo de aquellos estudiantes de los años sesenta debe recordarnos que el triunfo se obtiene luchando, arriesgándose, enfrentando situaciones peligrosas. En aquellos tiempos había autonomía universitaria, hoy se ha perdido y la Universidad se ha contaminado de soplones del Gobierno, lo cual hace más difícil la lucha. Pero los estudiantes tienen nuevos brillos y frente a centenares de mártires asesinados por esta dictadura viven en constante actividad, desafiando a los asesinos paramilitares. Los estudiantes jamás se rinden, ellos son la esperanza.

El autor es director General de Radio Corporación

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