Querida Nicaragua: Hubo una reunión más del SICA, Sistema de Integración Centroamericana y como la mayoría de las veces, la mejor resolución que se tomó fue volverse a reunir en fecha futura. Nicaragua recibió la presidencia pro témpore y ni siquiera esa distinción y esa responsabilidad pudieron mover al señor don Daniel para que se hiciera presente en la isla de Roatán, Honduras, ocasión más que propicia para entrar en conversaciones cordiales con los presidentes colegas de Centroamérica y destensar un poco el ambiente de alguna intolerancia en que vive la región. Prefirió el señor enviar a un representante de nivel medio desperdiciando así la oportunidad de poder conversar en un ambiente tranquilo los problemas actuales de libre circulación de mercancías que existen entre Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
De pronto el SICA se vuelve como una torre de Babel donde los unos y los otros no entienden su propio lenguaje y no saben llegar a acuerdos que satisfagan el proceso de desarrollo que todos necesitamos. Probablemente no es muy fácil satisfacer los requerimientos de unos y otros países, pero se puede con buena voluntad y con mucho amor por sus países.
Mi experiencia en el Parlamento Centroamericano por varios años me dice que la solución a los problemas existentes entre nuestros países la tienen los señores Presidentes de nuestras naciones. El Parlacen ha producido decenas y decenas de iniciativas que supuestamente tienen facultades vinculantes en los países miembros. Un solo ejemplo para que nos demos una idea de lo que se puede comenzar a hacer en forma inmediata: el comercio entre los países centroamericanos se realiza mayormente por tierra, en rastras que van de Guatemala a Costa Rica y viceversa, pasando por cada una de las aduanas de nuestros países. Unas mas unas menos, cada pase de aduana es una barrera, como un muro de contención donde los grandes furgones tienen que esperar no una ni dos horas, sino hasta diez, doce y a veces más, lo que significa grandes pérdidas para las empresas centroamericanas.
A veces tardan en los trámites de aduanas, registros, etc, más tiempo que el que tienen que recorrer en kilómetros entre uno y otro país. Los señores presidentes pueden resolver este problema con solo ordenar al ministerio respectivo en su país, que Migración y Aduana agilicen lo más posible el pase de mercaderías y personas en cada uno de los pases fronterizos. Según informes que nos llegan solamente El Salvador y Guatemala han decidido agilizar su respectiva frontera logrando un pase rápido por las mismas. Cuando me tocó desempeñar la presidencia del Parlacen hice gestiones personales con el presidente de Nicaragua en ese entonces que era el ingeniero Enrique Bolaños. Ambos hicimos el intento de borrar la frontera en el Guasaule y terminar con el atraso de tanto trámite de aduana y migración. El presidente hondureño que era don Ricardo Maduro envió un representante, lo cual fue o una falta de cortesía o un desinterés por hacerle frente al problema. La iniciativa no tuvo éxito.
Personalmente he visto durante largo tiempo en uno y otro viaje a la frontera de Las Manos, grandes filas de furgones a uno y otro lado de la línea fronteriza esperando turno. El problema ha seguido sin que ninguno de los gobiernos parezca darle alguna importancia.
Si nuestros Presidentes centroamericanos fuesen más patriotas, más condescendientes, más interesados en un saludable intercambio de personas y mercaderías en las fronteras de nuestros países, todos exportaríamos más y tendríamos cinco naciones unidas al menos en el comercio y la industria, es decir una sola nación centroamericana con un mercado de aproximadamente cincuenta millones de personas. Sería el principio de la verdadera unión centroamericana que soñaron nuestros próceres.
La lucha sigue y la patria vive, buenos días y buenas noches Nicaragua!
Fabio Gadea Mantilla
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