Por segunda vez la periodista del Diario LA PRENSA, Martha Vásquez, entregó una carta en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) demandando su derecho a entrar a los juzgados y al poder judicial, para darle cobertura a los juicios públicos, audiencias y sesiones judiciales. La primera demanda la hizo el 18 de mayo de 2018.
Vásquez fue expulsada de la CSJ en febrero de 2018, justamente cuando se publicaron unos reportajes que demostraron el exagerado e injustificable gasto de combustible en la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Sin embargo, las restricciones a Vásquez datan de 2013, por ejercer un periodismo crítico y exponer las irregularidades de esta institución que responde a los intereses del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). La periodista también ha sido sujeto de acoso por parte de los funcionarios que laboran para el poder judicial.
Vásquez tiene siete años de cubrir la fuente judicial para LA PRENSA, pero en total lleva 15 años cubriendo temas judiciales desde que comenzó a ejercer su labor periodística en otros medios. Nunca ha habido una explicación sobre la censura a LA PRENSA en el poder judicial.
La carta de demanda que entregó este miércoles Vásquez en la sede de la CSJ, en Managua, fue recibida por un guarda de seguridad en la entrada del edificio. A la periodista, que también es abogada, no le permitieron que presentara su demanda como corresponde ante la Oficina de Recepción y Distribución de Causas y Escritos (ORDICE)..
El régimen de Daniel Ortega ejerce mayor censura a los medios de comunicación desde el año pasado, cuando comenzó la represión policial y parapolicial contra las protestas civiles que demandan la salida de Daniel Ortega. Entre los hechos más graves de censura está el asesinato del periodista Ángel Gahona, cuando reportaba en vivo una protesta el 21 de abril de 2018; el cierre del Canal 100% Noticias, la quema de radio Darío de León, el saqueo de los medios dirigidos por el periodista Carlos Fernando Chamorro, quien actualmente se encuentra en el exilio. Ortega también mantiene retenida la materia prima de los medios escritos, como una forma de censura.
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