Cartas de Amor a Nicaragua: El beneficio de la duda

  • Por Fabio Gadea

Querida Nicaragua:

Hemos creído siempre que el llamado beneficio de la duda ha sido en nuestra historia un paso seguro hacia la solución de algunos de nuestros problemas. Craso error. Más bien hemos tenido como resultado los más rotundos fracasos y en muchísimas ocasiones de nuestra historia nunca hemos aprendido la lección. Por más que caminamos supuestamente por un camino recto siempre topamos con la misma piedra y salimos mal heridos. Recordemos los trágicos años de la década de los ochenta cuando el frentismo orteguista tuvo al país en bancarrota, lleno de miseria, de angustia, de miles de muertos, de una guerra provocada por el afán de imponer en Nicaragua doctrinas exóticas y fracasadas, contrarias a la democracia y la libertad.

Recordemos cómo los aberrados comunistoides tuvieron que adelantar elecciones porque estaban perdidos con una Contra que se les venía encima y sin contar con el apoyo de sus camaradas rusos. Fueron corriendo a Sapoá y gustosamente adelantaron las elecciones, las más observadas que se han dado en Nicaragua. Por fin respiró el país cuando eligió a doña Violeta Barrios de Chamorro y se pudo terminar con la noche obscura del frentismo.

Para conocer de cuerpo entero a Daniel Ortega tuvimos que soportar en los gobiernos democráticos su gobierno “desde abajo”, que contaba con la Policía y el Ejército sandinista para hacer todo género de desmanes. En todas las elecciones se presentó de candidato y siempre perdió. En la última elección se moderó un poco, ofreció un gobierno diferente, mucha paz, mucha reconciliación, cero servicio militar, no más confiscaciones, etc, etc.

Fue entonces cuando nuestro ingenuo pueblo y nuestros políticos más ingenuos todavía, pensaron que don Daniel había cambiado, que la historia le había enseñado y que había que darle el beneficio de la duda ya que se perfilaba como ganador por la división en el Partido Liberal Constitucionalista. Y le dimos el beneficio de la duda.

Ya había hecho un gobierno pésimo, seguramente se había enmendado y ahora haría un gobierno democrático con libertades públicas, separación de poderes, libertad de prensa y respeto a los derechos humanos. Tropezamos una vez más con la misma piedra. Apenas tomó posesión le recordó a todos los miembros que conformarían su gobierno “su origen sandinista”.

Con eso quedaba dicho todo. Desgobernando la nación desde arriba y desde abajo ha estado desde el 79 hasta hoy, casi 40 años. Ahora, nuestros amigos de la Alianza Cívica firmaron un precioso documento donde el régimen ofrecía libertad para todos los presos políticos, no más represión, no más paramilitares persiguiendo a los autoconvocados. No pasaron 24 horas y surgió de nuevo la violencia. ¿Les daremos otra vez el beneficio de la duda?

El autor es director general de Radio Corporación y fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

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