Tras un sábado más de manifestaciones —y destrozos— de los chalecos amarillos en París y otras ciudades, Gobierno y empresarios han sacado la calculadora para estimar los costos de las protestas, que ya se estiman en miles de millones de euros y que el Gobierno teme vayan a tener un impacto “severo” en el crecimiento global en el último trimestre del año.
“Creo que los acontecimientos actuales deberían hacernos perder un 0,1 punto de crecimiento de nuestra riqueza nacional en el último trimestre”, dijo el ministro de Economía, Bruno Le Maire, el lunes en la emisora RTL.
Esta décima de retroceso del PIB supondría una pérdida de más de 2.000 millones de euros. En este sentido, se reafirmó en sus declaraciones de la víspera cuando, tras visitar a varios comerciantes en París afectados por los actos vandálicos sucedidos durante la manifestación del sábado, calificó de “catástrofe para el comercio y para la economía” las protestas continuadas de los chalecos amarillos.
Pese a sus vaticinios, Le Maire no quiso revisar por el momento el crecimiento anual de la economía francesa, que el Gobierno mantiene por el momento en el 1,7%.
Pero sí recordó el impacto negativo en materia de imagen que afirma está teniendo las movilizaciones sociales: “Los inversores extranjeros nos miran. Veo el impacto que está teniendo en el extranjero y esto no es bueno para el atractivo de nuestro país”, advirtió.
El Banco de Francia recortó la previsión de crecimiento para el cuarto trimestre en dos décimas, del 0,4% previsto al 0,2%.
Cuatro semanas de movilizaciones sociales y de bloqueos de rutas han provocado una pérdida de ingresos de numerosos comercios que han sufrido problemas de abastecimiento o, directamente, se han visto obligados a cerrar en jornadas clave de ventas antes de que acabe el año.
El presidente de la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (CPME), François Asselin, advirtió en entrevista con el dominical Journal du Dimanche (JDD) de la “gran inquietud” del sector de la pequeña y mediana empresa ante las “perturbaciones” que han sufrido en este mes de protestas.
El último trimestre del año, vaticinó, se verá “muy impactado” por las manifestaciones y bloqueos de los chalecos amarillos y el crecimiento “no será lo que esperábamos”. Según sus estimaciones, las pérdidas podrían llegar a los 10.000 millones de euros y llevarán, probablemente, a “despidos” en el sector.
A ello se une, aparte de la factura aún por aclarar por las medidas extremas de seguridad implementadas, con casi un agente por manifestante solo en la capital francesa el pasado sábado, los daños materiales a sufragar. Que según las autoridades locales, como las de París, son más altos de lo esperado porque, si bien la violencia fue “menos radical” y no resultaron afectados de nuevo monumentos icónicos como el Arco del Triunfo, los daños sufridos por las protestas del último sábado “son probablemente más importantes” en comercios y espacios públicos, dijo el número dos del Ayuntamiento, Emmanuel Grégoire, a la emisora France Info. Por estimar está, asimismo, el impacto en el turismo de las protestas en ciudades como París.
Y luego está, también, el coste de las nuevas medidas que el Gobierno de Emmanuel Macron se apresta a anunciar esta semana para intentar calmar la cólera de una ciudadanía que dice no llega a final de mes.
El presidente francés, del que se espera una comparecencia pública inminente para comunicar sus planes a los franceses, ha convocado este lunes a patronal y sindicatos para discutir las medidas que tiene en mente, y que según adelantaron medios franceses dará a conocer en un discurso en la tarde.
Aunque no se ha confirmado aún ningún plan, en los últimos días han circulado diversas pistas.
La ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud, ha propuesto una prima de movilidad “para los siete de cada diez franceses que tienen que ir a su trabajo en coche”.
También se podría adelantar la exoneración de las contribuciones por las horas extras, prevista inicialmente en septiembre de 2019, así como acelerar la eliminación de la tasa de habitación que se paga por residir en una vivienda (ya se sea propietario o inquilino) prevista inicialmente en tres años.
Además, se ha lanzado la idea de incitar a las empresas a pagar a sus empleados una prima excepcional de fin de año que quedaría exonerada de impuestos.
El JDD calcula que la factura de las medidas de apaciguamiento podría llegar a los 12.000 o 15.000 millones de euros. Algo que “habrá que compensar con ahorros” en otros sectores, agrega el dominical, parafraseando la advertencia lanzada ya la semana pasada por el primer ministro, Édouard Philippe, sobre el riesgo que implica para la economía nacional incurrir en más gastos compensatorios.
En cualquier caso, la factura “amarilla” promete ser larga y pesada. Algo que la Unión Europea vigila de cerca, no vaya a ser que Francia se vuelva a salir de la senda del déficit. Francia celebraba en marzo haber logrado en 2017, por primera vez en una década, que su déficit estuviera por debajo del límite del 3% fijado por Bruselas. Según el JDD, el Gobierno asume ahora que en 2019 estará rozando ese techo, algo que la UE asume. Pero con límites: “Está fuera de cuestión regresar a un procedimiento de déficit excesivo”, cita el rotativo al comisario europeo de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici.
Fuente: El País
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