Querida Nicaragua: Dictaduras son dictaduras y hay unas peores que otras, pero todas son al fin dictaduras. Recuerdo que en los últimos años de Somoza Debayle aparecían en la Cuesta del Plomo cadáveres de ciudadanos opositores, que sin ningún rubor la dictadura había decidido acabar con ellos. Con suerte algunos periodistas recibían palizas y algunas de estas llevaron a la muerte a más de uno. La de Somoza Debayle llegó a ser en sus últimos tiempos una dictadura feroz, sobre todo después del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro. Sin embargo antes de estos escalofriantes sucesos el gobierno de Somoza, aunque dictadura, dejaba vivir a la gente, los comercios progresaban, se hacían obras de progreso, la economía mantenía niveles razonables. El ejército y la policía estaban formados por personas abordables, los militares solían asistir a reuniones familiares con los ciudadanos civiles. Se conocía que había torturadores como Moralitos o Juan Ángel López, pero esos eran repudiados por la sociedad civil.
Traigo a colación lo anterior cuando leo las declaraciones de don Otto Reich, ex subsecretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, quien afirma que “todas las acciones (de Trump) están dirigidas a ayudar al pueblo de Nicaragua a librarse de una dictadura que francamente cada día se parece más a la de la familia Somoza”. Seguramente Reich está desinformado porque el orteguismo hace rato superó al somocismo.
Cuando los Somoza mataron a cuatro estudiantes en León el 23 de julio de 1959 se produjo una gran conmoción nacional, aquello fue un escándalo. Cuatro estudiantes.
El orteguismo lleva entre 300 y más de 500 muertos según informes de las comisiones de Derechos Humanos, y varias masacres como las de El Carrizo en el departamento de Madriz, la de Las Jagüitas, a la orilla de Managua, la de La Cruz de Río Grande en el Atlántico Sur para solo mencionar tres. Somoza nunca detuvo a nadie por agitar con sus manos la bandera azul y blanco, nunca se detuvo a nadie por correr en calles y caminos haciendo propaganda como lo hace el hoy preso político Alex Vanegas, nunca aquella “temible” guardia de Somoza detuvo a una anciana y la metió en la tina de una camioneta como si fuese un saco de papas por el delito de repartir agua helada a los autoconvocados en las protestas contra el gobierno, tampoco hostigó con tanta saña a periodistas como Miguel Mora y su esposa por el delito de informar la verdad. Tampoco llevó al país a un estado de pre bancarrota, ni provocó que se fueran al exilio tantos miles de nicaragüenses como ahora. Míster Reich anda mal informado. El somocismo ha sido superado.
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