Migración, crisis en Nicaragua y Venezuela marcan Cumbre Iberoamericana

La crisis de Venezuela y la tensión en Nicaragua centran la cita de los jefes de Estado de la región que se reúnen en La Antigua, Guatemala el jueves y viernes en la Cumbre Iberoamericana.

El paso de los centroamericanos ha captado los reflectores en las últimas semanas, pero la crisis se amplía al sur. A la emigración tradicional desde El Salvador, Honduras y Guatemala por la pobreza y la violencia se suma ahora la salida masiva de migrantes desde Nicaragua, debido a la inestabilidad que vive el país y la deriva represiva contra la oposición emprendida por el Gobierno de Daniel Ortega, que ha confirmado su asistencia a la cumbre. Más de dos millones de venezolanos han salido del país ante la crisis institucional y humanitaria que afronta el país caribeño tras la deriva autoritaria del Gobierno de Nicolás Maduro.

La magnitud de la crisis hace inevitable que los 17 jefes de Estado de América Latina, España y Portugual que han confirmado su presencia en la cita organizada por la Secretaría General Iberoamericana (Segib) tengan que pronunciarse al respecto. Las características y las implicaciones que tiene la migración para los países hacen complicado una declaración que vaya más allá de las buenas intenciones. Los países fronterizos con Venezuela buscan una crítica tajante al madurismo y a Daniel Ortega, pero eso implicaría también condenar la actitud de otros países, donde la deriva autoritaria es creciente, como la anfitriona Guatemala o el silencio de México cuyo presidente, Enrique Peña Nieto, dejará el cargo en dos semanas. Junto al presidente brasileño, Michel Temer, será otro de los que utilizará la cita para despedirse de sus colegas.

En el borrador del texto, según fuentes diplomáticas de varios asistentes, se hará una mera declaración de intenciones pero sin gestos concretos para expresar su solidaridad con los migrantes que han tenido que abandonar sus países por motivos de pobreza y violencia; piden que se respeten los derechos humanos de estos millones de personas e instan a los países a lograr mecanismos para que el proceso sea ordenado.

Otras crisis sobrevolarán la cita de La Antigua. La situación de Venezuela, como ocurrió hace dos años en Cartagena de Indias, será uno de los asuntos que tratarán los jefes de Estado en su encuentro a puerta cerrada del viernes. La presencia del presidente venezolano, Nicolás Maduro, es aún una incógnita. No ha confirmado su asistencia, pero nadie descarta que termine apareciendo, como ocurrió en la Asamblea General de la ONU. Delcy Rodríguez, presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, lidera la delegación venezolana por el momento. Quien sí estará en La Antigua, salvo sorpresa, es Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. El país centroamericano vive desde mayo una crisis política y social, tras la violenta represión que emprendió el régimen sandinista en mayo y que ha dejado centenares de muertos. Más de 40.000 nicaragüenses se han exiliado en Costa Rica ante la deriva de su país.

La propia anfitriona es una presencia incómoda, en tanto no se escapa a la tormenta regional. Guatemala vive una época convulsa en pleno divorcio entre el Gobierno de Jimmy Morales, la sociedad civil y la comunidad internacional por culpa de la Comisión contra la Impunidad de Naciones Unidas (CICIG). El presidente emprendió una cruzada contra la CICIG y anunció que no renovaría el acuerdo que sostenían por lo que tendrá que cesar actividades el próximo año. Paralelamente prohibió al fiscal en jefe de la misma, el colombiano Iván Velásquez, regresar al país lo que ha provocado un enfrentamiento con el Secretario General de Naciones Unidas y varios de los países donantes, entre ellos España.

Fuente: El País

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