Querida Nicaragua: Al observar constantemente casi en todas partes a esas tenebrosas patrullas en las temibles Hilux, un amigo muy conocedor de la historia sagrada me hizo esta reflexión: no hay duda, dijo, que estos guardias son legiones de demonios que han caído sobre Nicaragua.
Me quedé pensando sobre la expresión de mi amigo y empecé a relacionar los abusos de estos llamados policías, detenciones arbitrarias que no son otra cosa que secuestros, palizas, torturas, heridos, muertos, etc. con actos diabólicos que seguramente requieren un masivo exorcismo, una lucha espiritual entre el bien y el mal, que no es nada imposible ante la voluntad de Dios.
El odio que destilan los discursos del supremo jefe de todas esas tropas que hacen y deshacen en todo el país, nos indica que estos tienen patente de corso para cometer cualquier delito, para llevar a la cárcel a quien quieran, sean hombres, mujeres, adolescentes y hasta niños. El motivo del creciente odio parece ser la demanda de elecciones libres, supervigiladas, con un Consejo Electoral diferente y un poder judicial igualmente distinto. Esto enfurece al jefe que cada día reprime más a su pueblo.
El amigo de que les hablé al principio me preguntó que si había visitado el templo de San Rafael del Norte en Jinotega y si había visto el mural que se exhibe en una de sus paredes. Por supuesto, le dije. Lo he visitado varias veces y he visto el asombroso mural pintado por un artista de origen europeo y de apellido Fuch. En el mural se revive la tentación de Satanás, quien reta a Jesús a que convierta una piedra en pan. Lo extraño y admirable e inexplicable del mural es que el demonio tiene bigote pero no la barba puntiaguda con que suele representarse en los cuadros clásicos, es un diablo que solo usa bigote, el resto del rostro lo tiene afeitado y las facciones del personaje y la posición de su cuerpo recuerdan inmediatamente a Daniel Ortega. El cuadro fue pintado en los años sesenta cuando Ortega no tenía ninguna figuración importante en la política nacional. Es decir, que estamos frente a una asombrosa premonición, un pintor que recrea el cuadro de las tentaciones del Señor y que dibuja al diablo tal como él se lo imagina.
Cientos de personas han viajado a San Rafael del Norte tan solo para admirar el mural y comprobar el enorme parecido con el hoy presidente de Nicaragua. Muchas personas han relacionado el cuadro mencionado con la actitud diabólica de quienes han asesinado tanta gente. Paciencia, me dijo mi amigo repitiendo el decir popular: “Mal paga el diablo a quien bien le sirve”.
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