Durante un acto partidario, el régimen orteguista respondió con su verborrea histórica a lo acontecido en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El sanguinario mandatario, Daniel Ortega, nuevamente culpó a Estados Unidos de intentar realizar injerencia en nuestro país.
“¿Y qué le decimos a los Estados Unidos de Norteamérica?”, se preguntó Ortega ante centenares de trabajadores del Estado. A lo que respondió: “Les decimos que si quieren ayudarle al Pueblo nicaragüense, que si quieren contribuir a la Paz, lo mejor que pueden hacer y deben hacer es no meterse con Nicaragua, respetar a Nicaragua”, expresó.
“Les decimos a los Gobernantes norteamericanos, les decimos a los Congresistas norteamericanos, que si quieren contribuir con la Paz de Nicaragua, que respeten a Nicaragua como una Nación Soberana”, agregó.
Discurso de odio
Por su parte, Rosario Murillo, la mujer detrás del poder, volvió a despotricar contra la ciudadanía autoconvocada que exige la renuncia de Daniel Ortega.
“Los peleles, los agachados, los serviles, los siervos son otros, son los que mendigan como limosneros de la infamia, injerencia e irrespeto para Nicaragua”, descalificó Murillo.
Lo irónico de las palabras de la vicemandataria es que segundos después de lanzar odio hacia quienes protestan en Nicaragua, retomó su falso discurso de cristianismo y amor.
“Cristo Jesús no predicó el Odio, no dijo: Ódiense los unos a los otros; dijo: Ámense los unos a los otros. Hay que amar al Prójimo”, manifestó Murillo.
“Pidamos a Dios que saque el Odio de los Corazones que todavía se enorgullecen de mostrar Odio. Todavía con orgullo muestran el Odio. Qué barbaridad”, agregó la vocera del régimen.
Lamentablemente el precio de sus palabras hace que se hunda más.