En tiempos de violencia extrema contra medios y reporteros, de cambios tecnológicos que ponen en jaque los modos establecidos de contar la noticia, de la amenaza de los “fake news” y las campañas de desinformación, el periodismo se encuentra en un momento difícil.
En este contexto se celebra este jueves 3 de mayo el Día Mundial de la Libertad de Prensa bajo el lema “Los frenos y contrapesos al poder: medios de comunicación, justicia y estado de derecho”, en un intento de poner a debate los desafíos, los peligros y las oportunidades a las que se enfrenta esta actividad tan esencial para la vida democrática.
“En el Día Mundial de la Libertad de Prensa de 2018, hago un llamamiento a los gobiernos para que impulsen la libertad de prensa y protejan a los periodistas. Promover una prensa libre es defender nuestro derecho a la verdad”, indicó el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
Este día se celebra en todo el mundo desde 1993, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) solicitó que el 3 de mayo fuera establecido formalmente como un momento para “fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática”.
La fecha fue elegida en homenaje a la Declaración de Windhoek, escrita en 1991 durante una conferencia de periodistas africanos realizada en Namibia. Allí se establecieron los principios de la libertad de prensa aceptados globalmente.
Windhoek fue la culminación de una serie de esfuerzos por intentar cambiar la dramática situación de la prensa en África en aquel momento, cuando la intimidación, el encarcelamiento y la censura eran prácticas rutinarias. Y a pesar de grandes avances, esta situación sigue dándose en el continente y en muchos otros lugares del mundo.
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