Los migrantes que habitan temporalmente en las calles de la fronteriza de Ciudad Juárez, al norte de México, se están viendo afectados principalmente quienes duermen en la intemperie pues la temperatura alcanzó los -8 grados centígrados.
Algunos de ellos consideran al congelante clima como “insoportable”, lo que incluso ha ocasionado que valoren retirarse del lugar.
Uno de estos casos es el de Deysi Pineda, originaria de Honduras, quien incluso intentó dormir bajo un puente, cubriéndose con unas cobijas, pero no pudo conciliar el sueño debido al fuerte frío.
“Ayer crucé a Estados Unidos con mi niña de 8 años, mi nuera que tiene 8 meses de embarazo y nos devolvieron a esta ciudad. No hemos dormido por el frío, pedimos ayuda para ir a Mexicali (norte de México), allá tengo una amiga que nos puede ayudar, darnos asilo”, dijo al medio internacional EFE.
Yareli, también de origen hondureño, una joven que tiene 8 meses de embarazo, señaló que es complicado sobrellevar la situación del clima bajo cero.
“Es difícil, intentamos hacer fogatas, pero la humareda es contaminante y aunque uno se pone muchas cobijas el frío no se aguanta. Yo quería que naciera mi hijo allá (en Estados Unidos), cumplir el sueño americano, (pero) cuando uno está allá en Estados Unidos, lo regresan”.
Los más de 20 albergues de la mexicana Ciudad Juárez se encuentran en su máxima capacidad, una situación que ha puesto en jaque a ambos lados de la frontera.
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La región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detuvo en el año fiscal de 2022 un número inédito de más de 2,76 millones de personas.
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