Carta de Amor a Nicaragua: “Los pintorescos bandos de antaño”

Querida Nicaragua; esta es una carta para todos aquellos jóvenes que no han llegado a los 50 porque ellos seguramente no alcanzaron a ver y participar siendo cipotes en la algarabía de un bando. Y se estarán preguntando ¿Qué es un bando? Actualmente no es nada, no tiene ningún sentido práctico. Aunque el diccionario de la Real Academia Española, registra el siguiente significado de bando; como un edicto o mandato solemnemente publicado de orden superior. El bando pues, sigue siendo eso, nada más que ya no se publica solemnemente como antes, ni en la forma primitiva en que solía publicarse en los años 40 cuando yo tenía 8 años.

Un bando en los pueblos pequeños como ciudad Segovia, Ocotal, era todo un acontecimiento; de pronto se formaban frente al histórico comando de la ciudad un grupo de unos 15 soldados raso de tres en fondo, delante de ellos tres soldados redoblaban sus tambores que se oían a unas 200 varas a la redonda, lo suficiente como para que la gente saliera de sus casas a escuchar las disposiciones del bando.

El grupo de militares marchaba ordenadamente hacia el norte y se detenía en la primera esquina que encontraba, que era la esquina de la casa de doña Kirina Mirense. Los redobles continuaban mientras el sargento Mondragón que era el encargado de leer el bando colocaba al pie del poste de luz un taburete frente al público, que ya era numeroso, se subía en él y en ese momento el clarín de la tropa tocaba una fanfarria de atención. Al momento el sargento, elevando el tono de la voz, decía; ¡Atención va a hablar la autoridad! Y con gesto serio leía el bando:

“El presidente de la República en uso de las facultades que le otorga la ley y según los artículos tales y tales y tales de la Constitución de la República emite la siguiente orden: Se decreta el Estado de Sitio en todo el territorio nacional a partir de las cero horas del día de hoy. Y mientras persistan los sucesos de todos conocidos cuando un grupo de malos nicaragüenses ha intentado romper el orden Constitucional de la República y derrocar al señor presidente electo por el pueblo. Quedan suspenso, por lo tanto; los derechos y garantías de los ciudadanos, quedando expresamente prohibidos la reunión de más de tres personas en lugares públicos, cualquier desplazamiento o manifestación de personas sin la autorización del correspondiente jefe político o comandante de la plaza, la autoridad civil queda supeditada a la autoridad militar. No se podrá transitar por caminos o calles públicas después de las 6 de la tarde hasta las 6 de la mañana del siguiente día. Ejecútese y cúmplase. Torilio Ardón, comandante departamental”.

Después de leído el bando los adultos volvían a sus casas, pero la algarabía de los cipotes continuaba detrás de aquel conjunto, donde el sargento Mondragón ordenaba la marcha de la tropa y los redobles de los tambores continuaban hasta la próxima esquina donde se repetía la misma operación. Así de esquina en esquina.

Carta de Amor a Nicargua, Voz de Fabio Gadea Mantilla.

El bando en aquellos tiempos lo que hoy son las emisoras y televisoras; y hasta camionetas de parlantes. Un bando era el vocero de los asuntos oficiales para que el público estuviera enterado. Es por esto que, al contrabando se le llama así contrabando, porque es un delito en contra del bando que lo prohibió. Contrabando, es decir, en contra del bando.

Para los chavalos era un jolgorio que duraba por lo menos toda la mañana, íbamos alegrísimos detrás de aquella tropa sin impórtanos lo que pudiera significar el bando en la lectura del sargento Mondragón. Era toda una fiesta de redobles de tambores y de fanfarrias de clarines en aquellos pueblos solitarios donde nunca pasaba nada y solo se respiraban aires de soledad y de tristeza.

Pensando en aquellos días de la infancia vino a mi memoria el recuerdo de aquellos pintorescos bandos que eran una fiesta para los niños de entonces, eran otros tiempos. La lucha sigue, la patria vive.

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