En su mensaje de Navidad, el papa Francisco llamó al diálogo, pues el jerarca de la Iglesia católica considera que es la mejor vía para solucionar los problemas familiares y las tensiones políticas que podrían terminar en guerras
Durante la tradicional bendición Urbi et Orbi en Navidad, el sumo pontífice le dijo a los fieles que “en este tiempo de pandemia se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar. También en el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo”, indicó.
El papa recordó las zonas del mundo azotadas por conflictos como Ucrania, Afganistán, Irak, Birmania, Etiopía, Sudán y la región del Sáhara, entre otros a nivel global. También abordó las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria, que afectó la Navidad por segundo año consecutivo.
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“En el mundo entero, vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones. Parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos porque nos hemos habituado de tal manera que corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas”, se lamentó el papa.
Francisco, de 85 años, insistió en las “inmensas tragedias” que están “olvidadas” en Siria y en Yemen, sumergidas en conflictos que “ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados”.
“Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día”, afirmó.
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