Todos hemos leído u oído sobre los crímenes de Adolf Hitler, aunque, quizá, no tanto sobre su personalidad e ideología. Nació en 1889 en una aldea de Austria, próxima a la frontera alemana. En su niñez su padre lo castigaba golpeándolo frecuente y cruelmente. No terminó la escuela secundaria por sus malas calificaciones. Quiso ser pintor, pero dos veces lo rechazaron en la Escuela de Bellas Artes de Vienna.
En la Primera Guerra Mundial se alistó en el Ejército de Alemania llegando a ser cabo. La derrota de Alemania le impuso al país condiciones humillantes de rendición. El pueblo alemán quedó en la ruina y humillado, lo cual fue un campo fértil para cultivar el exacerbado nacionalismo que proclamaba Hitler con la promesa de devolverle su grandeza al país. En 1919, se formó el “Partido Obrero Alemán” de naturaleza nacionalista. Ese año ingresó Hitler como miembro, asumiendo el cargo de Jefe de Propaganda. En 1920 cambió el nombre a “Partido Nacional Socialista Obrero Alemán”, más conocido como Partido Nazi.
Aquella Alemania derrotada tuvo que enfrentar graves problemas económicos, sociales y políticos, que propiciaron levantamientos de distintos sectores políticos, incluyendo en 1923 la insurrección nazi, ya para entonces liderada por Hitler, quien fue encarcelado por sus actividades. En prisión escribió su libro “Mein Kampf” (Mi Lucha) en que presenta su plataforma ideológica con la cual el Partido Nazi crecería durante la década de 1920, y llegaría al poder en 1933.
La ideología nazi proclamada por Hitler enseña que el Führer (Líder Supremo) tendría autoridad frente a todas las instituciones y organizaciones del gobierno y sobre todos los ciudadanos. Proclama una lealtad total al Führer. Un Estado totalitario que controla todos los aspectos de la vida, borrando los límites entre el espacio público y el privado. La abolición de toda forma democrática de elecciones por mayoría, porque solamente el Führer y su partido tendrían la autoridad absoluta. Solo los de “raza aria” se considerarían ciudadanos y podían ser aceptables para participar en la vida pública. El racismo fue una parte esencial de la ideología nazi; decía que los seres humanos están divididos en razas, estando en la cúspide —como “raza superior”— la raza aria, de la cual los alemanes eran sus principales representantes. Asimismo, había razas inferiores, como los eslavos; y otras más inferiores todavía, más bajas, como los negros, gitanos y judíos. El nazismo identifica a los judíos como su “enemigo racial”, la antítesis de la raza aria. El “espacio vital” era fundamental: la raza aria necesitaba espacio para desarrollar su destino; era necesario expandirse y conquistar territorios. Así, se lograría equiparar la superioridad de la raza aria con su extensión territorial.
Tras los resultados electorales de 1932, aunque el Partido Nazi obtuvo solo una mayoría relativa, Hitler fue nombrado Canciller (en Alemania equivalente a Primer Ministro), lo que aprovechó para acaparar todo el poder y convertirse en el Führer, acabando con la democracia. Todos los partidos opositores fueron declarados ilegales y sus líderes asesinados, apresados o exiliados, además de prohibirse la formación de nuevos partidos, dejando a los nazis como la única organización política existente, impuesta por el terror.
Guiada por Hitler, Alemania, junto con Italia y Japón, libraron contra los Aliados (principalmente Francia, Inglaterra, Estados Unidos y la Unión Soviética) la II Guerra Mundial. Iniciando en 1941, el ejército de Hitler ocupó la mayor parte de Europa y el Norte de África, pero después de perder la batalla de Stalingrado empezaron a sufrir derrota tras derrota, hasta 1945, cuando los ejércitos aliados tomaron Berlín. Adolf Hitler y su mujer, Eva Braun, se suicidaron y sus cadáveres fueron quemados. Hitler fue directamente responsable de la muerte de diecisiete millones de personas, incluyendo seis millones de judíos y un millón de gitanos. El Holocausto es uno de los más aberrantes, crueles y horrendos genocidios en la historia de la humanidad.
Un artículo de opinión de Adolfo Miranda Sáenz.
No fueron los Aliados quienes entraron a Berlin , diga la verdad fue el ejercito Ruso que desde Rusia con el trabajo y a costo de sangre se levanto de las cenizas, sea un poco mas profesional!