El príncipe Carlos, tuvo una infancia “infeliz”

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El príncipe Carlos, heredero al trono británico, tuvo una infancia “infeliz”, en la que su único “apoyo familiar” fue su abuela materna, la reina madre, según extractos divulgados  por “The Sunday Times” de una biografía de su vida.

“Príncipe Carlos: Las pasiones y paradojas de una vida improbable” está escrito por la Sally Bedell Smith, periodista de la revista Vanity Fair, que en el pasado también ha publicado las memorias de la reina Isabel II y la princesa Diana.

En el capítulo divulgado por el citado dominical, la autora señala que el príncipe de Gales culpa de muchos de sus problemas a una “infancia infeliz”, en la que el “único apoyo familiar” del joven Carlos era la reina madre, que le fomentó su pasión por la música y el arte.

Príncipe Carlos

“Carlos la visitaba con frecuencia en Royal Lodge, su casa de color rosa pálido en Windsor Great Park, cuando sus padres estaban fuera”, señala el libro, que cuenta que la reina madre “nunca dudaba en darle los abrazos que necesitaba, que nunca recibía de sus propios padres”, además de “fomentar su naturaleza amable”.

Su abuela materna “también le abrió las puertas del mundo del arte y de la música que, según él, sus padres no apreciaban de la manera adecuada”.

Según Martin Charteris, uno de los asesores de la reina durante 30 años citado por la autora, a la soberana no se le da bien “mostrar cariño” y esa “falta de conexión táctil” se hizo patente en mayo de 1954, cuando la monarca y su esposo, el príncipe Felipe, saludaron a sus hijos de cinco y tres años -Carlos y la princesa Ana- “con un apretón de manos”.

Para Carlos, el centro de su día a día era su niñera escocesa, Mabel Anderson, tan solo un año más joven que Isabel II.

La autobiografía aborda otros capítulos de la vida de Carlos, como el “error” de su matrimonio con Lady Di, madre de sus dos hijos, Guillermo y Enrique, y sus 14 años de “terapia”.

Repasa también otras anécdotas y vivencias de Carlos, como algunas de sus “intervenciones políticas”, como cuando en noviembre de 2001 llamó por teléfono al entonces embajador de Estados Unidos en Londres, William Farish, para pedirle que le dijera al presidente George W. Bush que dejara de bombardear Afganistán durante el Ramán.

Fuente: EFE

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